El custodio, de Rodrigo Moreno
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Uruguay,
vacío emocional
Nombre original: El custodio
Director: Rodrigo Moreno
Origen: Argentina, Francia, Alemania, Uruguay
Año: 2006
Si bien el clima opresivo se logra, si bien la rutina expresada causa agobio, una vida vacía sabe a poco para dos horas de película.
Es claro que la historia que el director eligió, ameritaba generar ese tedio en el espectador, que funcionaba presentar ese sinsentido de la labor del personaje, y era necesario mostrar su desgano al proteger seres que no le interesan y para los cuales él no existe, pero esto no sostiene la extensión de la obra, y la misma no tiene otra cosa. Apenas se muestra tangencialmente el patético comportamiento de su únicamente protocolar familia, su deprimente sexualidad alquilada, y la mínima comunicación con sus colegas, ocupando todo esto solo algunos minutos de la obra. El resto, el estar alerta para hacer nada que constituye su trabajo, y el final, probablemente presentado como inesperado, es previsible desde la mitad de la proyección.
Escapando de la historia, cabe destacar el tratamiento de la banda sonora, la cual eleva el volumen del sonido ambiente, hasta darle el protagonismo que usualmente reciben los diálogos. Esta decisión funciona perfectamente cargando la atmósfera y perturbando al espectador, en sintonía con la tétrica existencia que esta presenciando, y a la vez conecta al personaje con lo accesorio y lateral de su vida, y lo aparta de lo esencial e importante de ella.
Finalmente, es también interesante la acertada forma en que se compone la presencia del personaje en los fotogramas que lo incluyen. El mismo, aparece constantemente encuadrado entre objetos o personas, dándole una mínima porción de la imagen, la cual está acorde a la atención que la sociedad pone sobre él, y fortalece la intención del director de querer mostrar esa vida, forzando a la cámara a encontrar al personaje, cuando la sociedad lo oculta.
Es claro que la historia que el director eligió, ameritaba generar ese tedio en el espectador, que funcionaba presentar ese sinsentido de la labor del personaje, y era necesario mostrar su desgano al proteger seres que no le interesan y para los cuales él no existe, pero esto no sostiene la extensión de la obra, y la misma no tiene otra cosa. Apenas se muestra tangencialmente el patético comportamiento de su únicamente protocolar familia, su deprimente sexualidad alquilada, y la mínima comunicación con sus colegas, ocupando todo esto solo algunos minutos de la obra. El resto, el estar alerta para hacer nada que constituye su trabajo, y el final, probablemente presentado como inesperado, es previsible desde la mitad de la proyección.
Escapando de la historia, cabe destacar el tratamiento de la banda sonora, la cual eleva el volumen del sonido ambiente, hasta darle el protagonismo que usualmente reciben los diálogos. Esta decisión funciona perfectamente cargando la atmósfera y perturbando al espectador, en sintonía con la tétrica existencia que esta presenciando, y a la vez conecta al personaje con lo accesorio y lateral de su vida, y lo aparta de lo esencial e importante de ella.
Finalmente, es también interesante la acertada forma en que se compone la presencia del personaje en los fotogramas que lo incluyen. El mismo, aparece constantemente encuadrado entre objetos o personas, dándole una mínima porción de la imagen, la cual está acorde a la atención que la sociedad pone sobre él, y fortalece la intención del director de querer mostrar esa vida, forzando a la cámara a encontrar al personaje, cuando la sociedad lo oculta.
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