lunes, 18 de junio de 2007

Hermano sol, hermana luna, de Franco Zeffirelli




Nombre original: Fratello sole, sorella luna
Director: Franco Zeffirelli
Origen: Italia, Inglaterra
Año: 1972

La historia de San Francisco de Asís es contada con altibajos. En la obra, escenas bien elaboradas se intercalan entre pasajes algo ingenuos, siendo el final, el punto más alto en contenido y fotografía.

Los paisajes angelicales que pueblan la película, caen en demasiados lugares comunes, y creo que fallan justamente en mostrar la particularidad de Francisco en ver la belleza en las cosas simples. Al elegir lugares que universalmente se asumen como agradables, pierde fuerza la mencionada singularidad de este personaje, dado que cualquier persona ve belleza en ellos, una búsqueda más minimalista de la belleza hubiera funcionado mejor en transmitir esa característica. El otro punto bajo, es el constante uso de las cancioncillas simplonas, es otro lugar común en el que cae el director en esta obra, y en este caso con el agravante que las mismas juegan en contra de la figura de Francisco que se quiere pintar. Estas canciones resultan tan fastidiosas a medida que van cubriendo la película, que en ciertos momentos surge la idea de abandonar la sala en medio de la proyección, aunque la valiente decisión de soportarlas, es compensada con creces por un final, conceptualmente fuerte, y cinematográficamente bien guionado y ejecutado.

Entre esas secciones molestas de la película se rescatan tres escenas de importante realización. La primera es precisamente el comienzo de la película, con Francisco volviendo moribundo de la guerra, y en el delirio de su convalecencia, la narración navega, mediante una elaborada edición, por los eventos previos de su vida, culminando en el momento de su recuperación, con la escena de comunicación con el pequeño animalillo volador, la cual es como el nacimiento del nuevo Francisco, la del Francisco conocido por la humanidad. La segunda escena interesante es cuando Francisco visita a los empleados de su padre, enterrados en las catacumbas donde entintaban los telares. La desgracia esta bellamente pintada en los rostros poco humanos de estos infortunados seres, su palidez, sus ojeras, sus expresiones vacías, su dolor asumido, golpean hasta el corazón más duro, y destrozan al sensible Francisco, desencadenando el final de esa escena, con él ayudando al anciano aterido, cuyo profundo dramatismo, conmueve como solo los directores italianos pueden hacerlo, dispersando la tensión acumulada en lo previo. Finalmente, la tercera escena destacada, es el brillante final. La entrada de estos primeros franciscanos, a la suntuosa catedral donde se entrevistarán con el papá, es impecable. El interminable camino que recorren entre el saturado lujo que los oprime, el contraste radical de esa acumulación ridícula de riquezas y poder, con la sencillez predicada por Francisco, el peso del error en la búsqueda, en cada paso, en cada aumento en la fastuosidad de la ornamenta a medida que la distancia con el papa se acorta, y luego el discurso, simple, conciso, preciso, pero fuerte, brutalmente fuerte, lo suficiente para atravesar todo el circo de lazarillos del papa, todo el oro de las paredes, el brillo de las joyas incrustadas, la seda acartonada, los disfraces sobre disfraces, y luego de atravesar todo eso, alcanzar directamente el alma aprisionada del papa, hacerla aflorar, al punto que la misma le hace doblegarse ante los pies de Francisco, reconocer su verdadera grandeza, entre ese mar de basura. Y luego del milagro, lo efímero de este, el papa vuelve inmediatamente a su sitio, se aleja, se cubre de fastuosidad, y todo queda igual.


No hay comentarios:

Donaciones

Imagina un mundo en el cual todos regalemos lo mejor que hacemos, y todos hagamos lo que más nos gusta hacer.

Luego, no solo imagínalo, sino que también, vive en él. Yo ya estoy allí, acompáñame.

Un abrazo,
Diego

Compartir

En caso de querer compartir este artículo en otro lugar, les agradezco se comuniquen conmigo agregando un comentario en el artículo (click en "comentarios" debajo del texto) . Los comentarios son moderados por lo que no duden en colocar su dirección de e-mail en ellos.

Un abrazo,
Diego