El proceso de Juana de Arco, de Robert Bresson
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Nombre original: Procès de Jeanne d'Arc
Director: Robert Bresson
Origen: Francia
Año: 1962
Probablemente no capté la intención del director, o no entendí hacia adonde dirigió su arte, pero si bien fue una película correcta, estuvo por debajo de lo esperable para un director como Robert Bresson, y un personaje como Juana de Arco. Si hilamos más fino, considerando que en la versión de Carl Theodor Dreyer la genialidad estuvo en el excelente trabajo de actuación, y conociendo el bajo registro con el cual Bresson se maneja en ese sentido, podíamos intuir que desarrollar una buena versión sin utilizar ese recurso iba a ser un gran problema.
A mi entender Bresson se quedó sin material para crear, la historia le negaba flexibilidad a la trama, y su estilo le quitaba otra variable, a lo que se le agrega que en los otros aspectos tampoco encontró la forma de lucirse. La película transcurre monótonamente en un ir y venir de Juana, desde su celda al lugar donde es juzgada y de allí de nuevo a su celda, en todo momento se muestra segura e intransigente, no habiendo drama incluso, ni en el momento de retractarse, ni al retomar su posición, todo es constante e insulso.
Dentro de ese panorama de poco destaque, queda en la retina la constante búsqueda de los pies de los personajes en los encuadres, y al finalizar el previsible juicio, se suceden algunas búsquedas simbólicas: las palomas volando de una forma extraña, la curiosa aparición del perro cuando Juana es conducida a la hoguera, y el final con la cruz levantada, las cuales me resultan demasiado ambiguas como para dar una opinión.
A mi entender Bresson se quedó sin material para crear, la historia le negaba flexibilidad a la trama, y su estilo le quitaba otra variable, a lo que se le agrega que en los otros aspectos tampoco encontró la forma de lucirse. La película transcurre monótonamente en un ir y venir de Juana, desde su celda al lugar donde es juzgada y de allí de nuevo a su celda, en todo momento se muestra segura e intransigente, no habiendo drama incluso, ni en el momento de retractarse, ni al retomar su posición, todo es constante e insulso.
Dentro de ese panorama de poco destaque, queda en la retina la constante búsqueda de los pies de los personajes en los encuadres, y al finalizar el previsible juicio, se suceden algunas búsquedas simbólicas: las palomas volando de una forma extraña, la curiosa aparición del perro cuando Juana es conducida a la hoguera, y el final con la cruz levantada, las cuales me resultan demasiado ambiguas como para dar una opinión.
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