lunes, 13 de agosto de 2007

Jesucristo superstar, de Norman Jewinson




Nombre original: Jesus Christ Superstar
Director: Norman Jewison
Origen: Estados Unidos
Año: 1973

Una excelente idea, actualizar el evangelio, darle una estética roquera, e insertarle el espíritu joven y libre de fines de los sesentas, es, sin lugar a dudas, una excelente idea. Luego, la concreción tiene algunos problemas: la interpretación de Jesús es pobre, y la obra decae en algunos pasajes. De todas formas, en su conjunto, la obra tiene un alto nivel.

Opuesta a la interpretación oficial de los evangelios, el director elige la posición de presentar a Judas como mártir, misma posición que elige José Saramago en “El evangelio según Jesucristo”, y que casualmente surge en “El noveno día”, la película que previamente comentamos. Acorde a esta decisión puede estar la potencia de las actuaciones de Judas, y las toscas apariciones de Jesús, aunque aún siendo intencional la escasa energía que transmite el último, considero que el director se excedió en este pedido pues le quitó a Jesús el magnetismo necesario para arrastrar seguidores.

Durante toda la película hay desconexión entre el personaje Jesús, y el actor que lo interpreta, excepto en la escena de la noche previa a su captura. Es llamativo que actor y personaje se fusionen justo en ese momento, cuando Jesús duda sobre continuar su sumisión a Dios, único momento en que es libre, en el cual se siente dueño de sus actos, en el cual es rebelde. Allí, pone en duda el camino que Dios le impuso, y por primera vez es humano, por primera vez alcanza a Judas, por primera y única vez vive.

En el otro extremo, las desgarradoras actuaciones de Judas durante toda la obra son conmovedoras, transmiten brutalmente el sufrimiento, la rebeldía, y a la vez, el amor que reside en él, en su continua interpelación a las acciones de Jesús siguiendo a su Dios. Judas busca por todos los medios salvar a Jesús de su esclavitud y no lo consigue, y cuando es conciente de esto, su amor es de un carácter tan elevado, que, no solo le permite autodestruirse, sino que también elige condenarse eternamente para concederle la gloria. Judas vivió toda su vida, por eso su actor lo encarnó durante toda la obra, Jesús vivió solo una noche, y en ella el actor lo interpretó, antes y después simplemente le prestó su imagen.

Si bien la película decae por momentos, tiene escenas muy bien logradas y de gran energía. Una de ellas es la ya comentada de Jesús dudando de la misión que Dios le había encomendado, la cual, además de la potente interpretación, y de su furiosa música, utiliza un montaje de espiral ascendente que funciona correctamente elevando a Jesús, a través de su esfuerzo, a la altura del mismo Dios, para desde allí poder increparlo.

Otra escena importante, es la desesperante aparición de los pobres y enfermos de entre las piedras, exigiendo a Jesús la solución de sus problemas. Imagen y sonido generan un stress en el espectador que es difícil de encontrar en otras películas. El inicio calmo y ordenado de estos infortunados seres sugiere una escena de amor y curación, pero inmediatamente, el ritmo de ingreso de estos, junto con la música, se aceleran y se tornan caóticos, y al poco tiempo la situación sobrepasa a Jesús pero la continua aparición de estos seres desde grietas y huecos, se mantiene por unos interminables segundos, poniendo al espectador al borde de la reacción. Esta violenta generación de sentimientos, no es nada fácil de lograr, y parece ser provocado no solo por la situación, la música, y el montaje, sino también por la forma en que brotan de entre las piedras estos seres. Los cortos cuadros están inicialmente compuestos únicamente por rocas, y al final están cubiertos por los trapos oscuros de estos informes seres. Esta brusca transformación en cada corte, sumado a la elaborada generación de espacio lograda mediante el montaje, provoca esa torturante sensación de pánico, tensión y desesperación que destruye los nervios del espectador.

Finalmente, otra escena destacable es el feroz baile de Simón pidiéndole a Jesús que utilice su poder para enfrentar a Roma. La misma tiene un ritmo implacable, y su mensaje es transmitido con fuerza, aunque lamentablemente, sus efectos de cámara lenta y congelado, envejecieron muy mal, y parecen tontos vistos en nuestra época.

En definitiva una gran idea, con algunos errores de implementación, y una actualización de escritos de dos mil años de antigüedad, a la cual, luego de menos de medio siglo, ya le vendría bien otra actualización.


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