El noveno día, de Volker Schlöndorff
Etiquetas:
2004,
Alemania,
autoengaño,
Der Neunte Tag,
El noveno día,
fe,
idealismo,
injusticia,
Luxemburgo,
nazismo,
razón,
República Checa,
sufrimiento,
traición,
Ulrich Matthes,
Volker Schlöndorff
Nombre original: Der Neunte Tag
Director: Volker Schlöndorff
Origen: Alemania, Luxemburgo, República Checa
Año: 2004
Varios temas son abordados por esta obra, el dilema entre el bienestar personal y los ideales, el conflicto entre la fe y la razón, el autoengaño como defensa ante el martirio de la conciencia, todos ellos inmersos en la atmósfera bélica del régimen nazi, el cual es un ambiente ideal para que estas tensiones afloren.
El sufrimiento y la injusticia desbordan al personaje principal, un sacerdote enviado a un campo de concentración, en el cual, su fe se desmorona, y su Dios se desvanece. La convicción se rompe pero quedan los mandatos, y estos son los barrotes que lo encarcelan. Todo camino se presenta doloroso, insoportablemente doloroso. Huir, salvarse, implica la muerte de familia y colegas, doblegarse, traicionar, es la condenación eterna, luchar, oponerse, es martirizarse en vano. La razón no encuentra otra opción porque no la hay, y la fe destruida, le niega el sentido superior al sufrimiento que enfrentará.
Esta desdicha no solo existe en el atormentado sacerdote. Existe en el nazi que lo presiona a la traición, en el cual el autoengaño, la mente traicionándose, por temor a perder la cordura, por temor al dolor físico, o al sentimiento de culpa, funciona como analgésico de su conciencia. Existe también en el obispo, recluido en su iglesia incapaz de cambiar nada. Desdicha que al verse enquistada en opresores y oprimidos, sentimos que inunda a todos los seres de la época, siempre y cuando tengan un mínimo de conciencia, característica ausente en los principales líderes, y en el sector mayoritario de los individuos de cualquiera de los bandos, dóciles camellos arreados a voluntad.
Artísticamente la concreción de la película es correcta, destacándose la modificación de coloración y cierta ralentización del movimiento en las escenas del campo de concentración, reforzando el impacto visual de sus imágenes, y la actuación del sacerdote, transmitiendo desgarradoramente las tensiones emotivas en la que está inmerso.
El sufrimiento y la injusticia desbordan al personaje principal, un sacerdote enviado a un campo de concentración, en el cual, su fe se desmorona, y su Dios se desvanece. La convicción se rompe pero quedan los mandatos, y estos son los barrotes que lo encarcelan. Todo camino se presenta doloroso, insoportablemente doloroso. Huir, salvarse, implica la muerte de familia y colegas, doblegarse, traicionar, es la condenación eterna, luchar, oponerse, es martirizarse en vano. La razón no encuentra otra opción porque no la hay, y la fe destruida, le niega el sentido superior al sufrimiento que enfrentará.
Esta desdicha no solo existe en el atormentado sacerdote. Existe en el nazi que lo presiona a la traición, en el cual el autoengaño, la mente traicionándose, por temor a perder la cordura, por temor al dolor físico, o al sentimiento de culpa, funciona como analgésico de su conciencia. Existe también en el obispo, recluido en su iglesia incapaz de cambiar nada. Desdicha que al verse enquistada en opresores y oprimidos, sentimos que inunda a todos los seres de la época, siempre y cuando tengan un mínimo de conciencia, característica ausente en los principales líderes, y en el sector mayoritario de los individuos de cualquiera de los bandos, dóciles camellos arreados a voluntad.
Artísticamente la concreción de la película es correcta, destacándose la modificación de coloración y cierta ralentización del movimiento en las escenas del campo de concentración, reforzando el impacto visual de sus imágenes, y la actuación del sacerdote, transmitiendo desgarradoramente las tensiones emotivas en la que está inmerso.
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